El criado
de puntillas,
la puerta, y sus pisadas suaves se extinguieron lentamente.
mi
otra vez en tinieblas, pues la ventana cerraba a lo justo y por la puerta no
tampoco entrar luz, por estar cerrados
de
el largo corredor y las habitaciones inmediatas.
entonces reanudar el sueño, y
conseguirlo,
de dar vueltas y
vueltas sobre los mullidos colchones, que eran lo menos seis o siete, con lo que el tal lecho
un catafalco, y era menester para escalarlo subirse antes en una silla. Pero como
descansado ya largas horas,
bien que dormido
amodorrado hasta las tres y media o las cuatro de la tarde. La misma oscuridad, el mismo silencio. ¿
? ¿
de noche? ¿O no se
despertado y
soñando tales absurdos?
(Julia de Asensi - fragmento)