El mago
a su albergue, presa de tan gran
, que su blanco albornoz se ensangrentaba, porque sus uñas se clavaban en su pecho como las garras de un ave de rapiña. Y una vez encerrado en su aposento,
su
y su bandeja de cuero negro,
la
arena,
las palabras
, y supo, con salvaje
, que Aladino
oculta la
en una de las salas del palacio.
-
esa maldita
-
-, y
a Aladino a que me impida
, y hacerle morir entre los
atroces sufrimientos.
Y al
siguiente, disfrazado de vendedor de
, que
comprado en casa de un pobre
, y colocado en una cesta, se
con su
bajo el brazo, por calles y callejas, voceando a la manera de los vendedores
, y
hasta el palacio de Aladino.
que el
salido de caza y que no
hasta pasados ocho
, y como era el
que
reconocerle a pesar de su
disfraz, no
perder tan buena oportunidad.