-Te ordeno -
el mago con una gran risa
-, que en este mismo instante,
y los genios esclavos de la
el palacio que por orden de Aladino
construido, y lo
de un vuelo, tal como
, igual que a
, hasta las riberas del Nilo.
Como todas las mañanas, el emperador, sonriente de felicidad perfecta, se
a una ventana para disfrutar del portentoso
del palacio de Aladino, que cada
deslumbrador. Pero aquella mañana...
El emperador se
fuertemente los ojos,
a derecha e izquierda,
los
a abrir y cerrar varias veces estupefacto, se
del
,
a asomarse dando muestras de la
prodigiosa inquietud. No
duda. ¡El palacio
desaparecido!
-Esto ha de ser alguna burla de los
del Sueño, a los que sin duda anoche no
con la debida
, -
el perplejo soberano, que no
creer lo que
-. O
alguna
.