Cerca del
ser cuando nos echaron en la barca,
dos barriles de agua y
bizcocho; y el
, movido no
de
misericordia, al embarcar la
Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no
que le quitasen sus soldados estos mismos vestidos que ahora tiene puestos.
Entramos en el bajel, les dimos las gracias por el bien que nos
,
agradecidos que quejosos. Nos dimos tanta prisa en bogar, que al poner del sol
tan cerca que bien
, a nuestro parecer, llegar antes que fuera muy de noche.
Pero por no aparecer aquella noche la luna y el cielo mostrarse oscuro, y por ignorar el paraje en el que
, no nos
cosa segura embestir en tierra como a muchos de nosotros les
diciendo que
en ella, aunque fuese en unas peñas y lejos del poblado, porque
el temor que de
se
tener que por
anduviesen bajeles de corsarios.
De los contrarios pareceres, el que se
fue que nos
poco a poco, y que si el sosiego del mar lo concediese,
donde
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