El niño que no tenía orejas
Lecturas 3: ejercicios de comprensión
Había un niño que no tenía orejas. Como no tenía orejas no podía oír. Y cuando era verano e iba al mar estaba muy triste porque no escuchaba el ruido de las olas ni las sirenas de los barcos.
Pero un día, paseando por la playa, encontró dos caracolas y con ellas... ¡ podía oír todo!
No solo el ruido de las olas, sino también las risas de los niños y sus conversaciones.
A partir de entonces traía siempre las caracolas consigo y cada vez que quería escuchar algún sonido, se las colocaba como orejas: en la escuela, con los amigos, para ver la televisión, escuchar música...
Se madre le compró un gorro con orejeras donde colocar las caracolas y así podía tener las manos libres para jugar con los otros niños.
Incluso llegó a ser un buen cantante y guitarrista.
© texto: sergio r. peral