La gallina Clotilde iía en un pequeño corral con otras nuee gallinas y el gallo Corindón. Clotilde era la gallina más ella, la que ponía los hueos más grandes y la preferida de Corindón por su ágil uelo.
En el centro del corral haía un cerezo muy alto que al llegar la primaera se llenaa de grandes y sa
rosas cerezas que la gallina Clotilde picotea
a alcanzando con su airoso
uelo las ramas más ajas cargadas del rojo fruto.
Las otras gallinas se conformaan con las cerezas que Clotilde les tiraa o con las que se caían sacudidas por el iento.
A
urrida en su corral, una tarde de
erano, agotadas ya la cerezas, la hermosa Clotilde emprendió un nuevo uelo hasta el cerezo y, ascendiendo de rama en rama, se suió a lo más alto de su copa.
Desde allí se diisaan inmensos campos llenos de granos de trigo, prados haitados por gusanos y lomrices relucientes, y charcas repletas de insectos y escaraajos.