No dejaba sin embargo de acordarse de su viejo padre del que no tenía noticias y sintió deseos de verlo de nuevo. La reina no veía con buenos ojos esta decisión pero fue tal el empeño de Rafael que al fin ella le entregó un anillo mágico con el cual podía verse transportado a cualquier lugar o hacer que cualquier persona por lejos que estuviera viniera inmediatamente.
Rafaelito aunque algo disgustado por los deseos de su mujer ofreció cumplir con lo mandado; se puso la sortija mágica le dio una vuelta y después de contar hasta cinco se vio transportado como en una nube a su lugar de origen.
Como nadie se fija en los pobres entró de nuevo en la ciudad sin que de esta vez le impidiesen el paso y llegó por fin a la casa de sus padres. |